Adormecimiento de la manos, sensación de ahogo, mareo, desorientación, taquicardias, opresión en el pecho. También es posible que tengas algunas fobias, preocupaciones o miedos anticipatorios.
La ansiedad te acompaña allá donde vayas y determina tu forma de pensar y actuar. ¿Cuántas experiencias te has perdido por su culpa?
Y para rematar, en la mayoría de los casos se le suma la incrompensión de tu gente cercana. Justo las personas que más necesitas que te apoyen.
Y ¿qué te dicen?
“Deberías tomarte los problemas de otra forma”
“No te pongas así”
“Tienes que relajarte”
“En el fondo, estás así porque quieres”
Tu idea de la ansiedad es lo primero que debemos modificar.
Aunque lo sientas así, la ansiedad no es una enfermedad. La ansiedad es una señal de alarma que te está diciendo que algo no está siendo atendido.
Ya sean emociones, pensamientos, ambientes estresantes o heridas emocionales pasadas, lo que sabemos es que si hay ansiedad persistente, hay algo que debemos atender.
Es importante dejar de poner el foco en la ansiedad por sí misma para pasar a mirar sus causas.
Es como si salta la alarma de incendios de nuestro edificio y nos limitáramos a decir “qué incómodo, la voy a apagar”, lo haces y al momento vuelve a sonar… ¿No te parece que habrá que buscar el fuego?
Al final de está página vas a poder ver un vídeo con una explicación mucho más técnica de cómo enfocar la ansiedad.